La concepción global de inclusión significa un reto para todas las capas sociales. Las empresas empiezan a preocuparse por cómo ajustar sus productos y marketing a todo tipo de públicos.
Los emprendedores no son una excepción. Aquí una base para enfrentar ese nuevo camino a modo de guía práctica para no evitar ningún detalle.
Es esencial emprender inclusivamente, manteniendo siempre el mismo nivel y apuntando a incrementar su apertura.
Que la comunicación sea pensada en todas las posibles personas que la van a recibir:
• Nombre de marca fácil de pronunciar
• Logo con colores que faciliten la visualización para baja visión. De alto contraste. Sin tramas.
• Lenguaje claro y simple
• Webs de navegación intuitiva o sencilla
• Utilizar diferentes tipos de accesibilidad en los mensajes: lectura, audio, palabras destacadas (para accesibilidad cognitiva)
Que el packaging sea diseñado pensando en las personas que lo van a utilizar y podrían tener necesidades de accesibilidad
• Que se pueda abrir con una sola mano
• Colores que permitan identificarlo fácilmente. Clara diferenciación entre las variedades que presenta la marca.
• Los textos con letras de tamaño que permita leerse
• Instrucciones de uso de lectura simple
Que el producto sea inclusivo
• Considerar el peso del producto para que sea posible manipularse con una mano
• Que permita usarse aún usándose con errores
• Considerar texturas y colores que favorezcan su uso y reconocimiento
Que el servicio sea inclusivo
• Tener empatía y paciencia hacia los múltiples perfiles de usuarios
• Tiempos de espera moderados y con espacios cómodos para la espera
• Atención prioritaria
• (Acá podría agregarse lo del folleto de atención al cliente diverso)
Que el entorno sea inclusivo
• Accesos y circulación adaptada para sillas, bastones, cochecitos, etc
• Puertas de acceso de apertura sin esfuerzo
• Señalética sencilla, utilizando palabras y dibujos
• Ruidos y música con volumen moderado