¿Cómo impulsar la Economía Circular?

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Bogotá en alerta amarilla por la contaminación del aire, Bucaramanga en riesgo sanitario por el cierre del relleno sanitario Carrasco y San Andrés con un incinerador de basuras sin funcionar.

La lista de urgencias ambientales es larga. ¿Cómo ayuda la economía circular, un modelo de producción y consumo diferente, a solucionar semejantes amenazas ambientales? He aquí cuatro vías:

Primero, la economía circular busca cerrar ciclos de materiales. Comúnmente, consumimos productos desechables cuya vida útil es muy limitada. Por ejemplo, una botella de agua fabricada con el plástico PET, apenas al abrirla, es desechada. El mismo plástico, al ser reciclado en fibra para fabricar sacos, puede tener usos por más de un año. La economía circular propone alargar la vida útil de los materiales, convertirlos en productos más duraderos y evitar que sean desechados en rellenos sanitarios.

Segundo, la economía circular implica una inversión en nuevas tecnologías de punta para generar valor a los materiales desechados. Recuperar o aprovechar materiales solo se logra cuando estos son convertidos en productos de calidad. Por ejemplo, convertir material orgánico en compostaje requiere tecnología de punta y conocimiento de los procesos de descomposición de cultivos agrícolas para producir fertilizante de calidad. Además, requiere alcanzar escala – capacidad para proporcionar toneladas de compostaje a todos los cultivos del país.

La recuperación a escala también aplica para los envases desechados, que representan miles de toneladas en basura al año. Aprovechar estos residuos en cantidades significativas requiere sistemas tecnificados y la mecanización del reciclaje. Tal es el caso de las empresas recuperadoras de equipos electrónicos, que cuentan con sistemas de recolección especializados que agregan valor a los materiales que recogen. Logran recuperar hasta 40% de los materiales puestos en el mercado.

Tercero, implementar la economía circular implica entablar colaboraciones y alianzas entre los actores de las cadenas de materiales. Por ejemplo, la cadena de empaques desechables inicia con productores de materia prima; luego las empresas productoras de empaques transforman el material en envases para, entre muchas otras, la industria de alimentos; los consumidores compran los productos empacados, los consumen y desechan los empaques; las empresas recolectoras de aseo recogen los materiales desechados. Es un sistema de actores que interactúan a través de la compra de materiales, productos y servicios. No están acostumbrados a colaborar entre sí. La economía circular invita a hacerlo, para evitar que estos sean desechados.

RedES-CAR, un programa entre la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) y la Universidad de los Andes, promueve proyectos colaborativos entre empresas para alcanzar beneficios económicos y ambientales. Se inspira en la circularidad de la naturaleza, de tal forma que las salidas de una empresa sean insumos para otra, o que las empresas compartan servicios e infraestructura. A partir de colaboraciones y alianzas, desde 2013 más de 400 empresas han generado beneficios equivalentes a más de 25.000 salarios mínimos vigentes y han prevenido contaminación equivalente a la cantidad de residuos, emisiones y vertimientos generados por una ciudad de 30.000 habitantes. RedES-CAR evidencia que la economía circular y la colaboración paga.

Cuarto, la economía circular es auto-generadora a partir de nuevos modelos de negocio. Depende de inversiones en tecnología y de emprendimientos privados. Requiere viabilidad financiera para generar valor agregado que los clientes están dispuestos a pagar. Un ejemplo es la empresa que alquila puertas temporales para obras de construcción; son más económicas que las barreras tradicionales y no generan residuos al terminar la obra (www.alquilerdepuertas.com).

Mediante el cierre del ciclo de material, la innovación tecnológica, la colaboración y alianzas, y nuevos modelos de negocio, la economía circular ofrece cuatro vías para enfrentar las amenazas ambientales. No son medidas de corto plazo para complacer la opinión pública, ni para contrarrestar el debate político oportunista. Se trata de estrategias para avanzar en una transformación productiva de fondo: invita a las empresas y los emprendedores a fortalecer sus capacidades para formular iniciativas que mejoren sus negocios; invita al gobierno a crear incentivos al desarrollo empresarial circular; invita a universidades y cámaras de comercio a ofrecer servicios de capacitación e investigación para masificar la innovación tecnológica. La economía circular es un empeño global, que, además, propicia la cooperación internacional y la transferencia de tecnología.

Por: Bart Van Hoof, profesor de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes

Acerca del profesor Bart van Hoof
Bart van Hoof, doctorado en Ecología Industrial, Magíster en Ingeniería Industrial e Ingeniero Industrial de nacionalidad Holandesa. Profesor asociado de la Facultad de Administración de la Universidad de Los Andes. Áreas de investigación en Gerencia Ambiental Empresarial, y la Ecología Industrial. Docencia en programas de pregrado en administración, MBA, MBA ejecutivo y desarrollo gerencial.
Experiencia en el la gestión y gerencia de proyectos y políticas ambientales en el sector público y privado. Desarrollo de políticas públicas para el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Territorial, Proexport y Ministerio de Comercio e Industria. Consultor de Corporaciones Autónomas Regionales como la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, CorAntioquia, y Corpocaldas. Consultor de agencias internacionales como de la Comisión para la Cooperación Ambiental de América del Norte (CCA), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Programa Compite Panamá del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) – Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros. Ha desarrollado consultorías a empresas multinacionales y PYMES en sectores agroindustriales como aceite de palma, flores, caña de azúcar y sectores industriales como alimentos, farmacéutico, metalmecánica, curtiembre, artes gráficas.
Es co-autor de varias publicaciones como “Producción más Limpia como paradigma de gestión ambiental” editado por Alfa-Omega, “Evolución de la Gestión Ambiental en el sector de Palma de Aceite en Colombia” editado por FEDEPALMA, y “El mercado de bienes y servicios ambientales para PYMES en Colombia” editado por CEPAL. Publicaciones académicas en revistas indexadas como Journal of Cleaner Production y Policy Sciences.

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