Reciclando Conciencia, la cooperativa que opera la planta de transferencia donde se reciclan residuos preclasificados de Pinamar y otros balnearios de la Costa, junto con el Centro Experimental de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU), perteneciente a la UBA, está desarrollando los primeros eco ladrillos hechos a partir del telgopor post consumo, un material de difícil trazabilidad, que serán utilizados, en parte, para la construcción de las viviendas de algunos de sus integrantes.
El proyecto para la creación de estos nuevos eco bloques comenzó hace cinco meses, cuando Reciclando Conciencia selló un acuerdo con los arquitectos Guillermo Cabrera, decano de la FADU, y Carlos Levingston, quien lidera el Centro Experimental (CEP) de dicha casa de estudios, comprometiéndose a trabajar en forma conjunta para el desarrollo del eco ladrillo.
La FADU aportó los planos de las máquinas trituradoras de telgopor y capacitación para el desarrollo del prototipo de bloque. Actualmente la cooperativa está desarrollando la industrialización del producto y se espera que, en 6 meses, ya se puedan producir de 100 a 500 unidades diarias, siempre dependiendo de los volúmenes que se puedan recuperar.
El telgopor tiene la particularidad de que se genera en grandes volúmenes y posee un alto poder de contaminación en basurales, dado que es uno de los materiales que está más cerca del estado líquido (caso petróleo). No tiene un circuito comercial sostenible, por lo que su tratamiento -ya sea por las distancias o por los kilogramos transportados- es costoso.
Es por eso que este nuevo eco bloque ofrece una doble solución: por un lado evita la contaminación que produce el material y, por el otro, genera un producto aplicable a la construcción. Para la producción del bloque, el telgopor primero se muele, luego se mezcla con cemento y aditivo y, finalmente, se coloca en moldes, creados a partir de los prototipos antes mencionados.
Estos ladrillos son un 40 % más livianos que otros, contando a su vez con una alta aislación térmica y acústica, lo que los convierte en un material muy eficiente para la optimización de energía.
Parte de la producción de los eco bloques será destinada a la ampliación del área productiva de Reciclando Conciencia, mientras que, en una segunda etapa, se utilizarán para abastecer la demanda de algunos integrantes de la cooperativa y, en algunos casos puntuales, podrán servir para colaborar en el proyecto de construcción de la casa propia.
Ubicada en Pinamar, Reciclando Conciencia es la única cooperativa de reciclado que cuenta con una planta de Transferencia en la Costa Atlántica habilitada para emitir Manifiestos electrónicos de trazabilidad Sustentable por el OPDS (Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible).
A través de 100 centros de acopio, (islas ambientales) situados en calles centrales e instituciones educativas y publicas en Pinamar, Valeria del Mar, Cariló y Ostende, recibe residuos previamente separados por los vecinos.
Desde hace 5 años, está a cargo de la operación de la planta de transferencia en Pinamar, reconocida por la propia Municipalidad, donde brinda “Servicio de tratamiento de residuos reciclable pre calificados en las islas ambientales». Esto conforma una sociedad de trabajo inédita entre el Estado, la cooperativa y el sector privado.
El proyecto nació, 9 años atrás, a partir de la unión de varios amigos que se convirtieron en activistas ambientales. Actualmente cuenta con 25 socios y diferentes actividades, siempre vinculadas al reciclado, la inclusión social y el cuidado ambiental. Cuenta con una línea de placas hechas con plástico reciclado, con las que se construyen sillas, mesas, buzones, cuchas para perros, etc. Y, también, con una línea de recupero de metales, que luego son restaurados y revestidos con placas de este plástico reciclado.
“Desde que nació Reciclando, buscamos tanto la inclusión social como el cuidado ambiental y el desarrollo personal de los socios. El proyecto del eco bloque, junto a la FADU, es una muy buena síntesis de eso: por un lado, resuelve un tema de la falta de trazabilidad del telgopor, generando un producto de valor comercial que ayudará al crecimiento de la cooperativa y, a la vez, servirá para la construcción del hogar de algunos de los socios” señaló Carlos Méndez, presidente de la cooperativa.