El poeta y la musa es un proyecto artístico, nacido en Madrid. Un cóctel musical en el que lo eléctrico y electrónico hacen de hilo conductor; el indie rock, el vaporwave, el downtempo y el synth pop son algunos de los condimentos que se mezclan con elegancia para lograr un clima de pausa que invita a la reflexión interna de nuestros propios demonios. Se cree en la esencia pura de la música y lo visual.
La producción musical, los videoclips, los diversos instrumentos, las redes etc está capitaneado por el espíritu del amor y los sentimientos más puros de nuestra consistencia. Inspirado por todo tipo de forma musical y realizando un lenguaje audiovisual interesante, el proyecto no busca límites, tan solo seguir creciendo hasta convertirse en supernova.
Su EP debut, ‘Miedo al vacío’, está constituido por cinco cortes publicados como singles, recopilatorio, y reforzado con sus respectivos videoclips. Letras y música que abordan conceptos construidos sobre el temor existencial, las inseguridades, el amor, la desconfianza, el autoconvencimiento en la mentira y los demonios.
El rumbo que pretende llevar el poeta y la musa es cambiar continuamente para no convertirse en víctima de su propio estilo.
Se puede definir su actual trabajo ‘Miedo al vacío’ mediante el siguiente escrito: “La decadencia, un instante en el cual optas por el mal camino y en vez de levantarte te aferras a la autoflagelación y huida. Posicionarte detrás de una mentira es cómodo, todo ser humano lo ha hecho, aunque sepas perfectamente que esa cortina de humo no va a sostener el pesado yunque por mucho tiempo. Al final te encuentras en la posición de un pobre niño inocente y asustado, no sabes que hacer, y si amigos esto es solo el principio de la bajada.
El viento cambia y a continuación el miedo al vacío aparece. El estado total de temor a lo que habrá más allá; una paradoja existencialista que acaba hundiéndote hasta lo más profundo de tus propios demonios.
Un escenario donde un individuo se encuentra perdido y confuso, inmovilizado por sus propias manos, mientras sus más oscuros temores y el cosmos se materializan en la pureza del agua ahogándole sin oponer resistencia, mientras predica un último mensaje antes de su final. El reconoce que es su consumación, aun así, no se va sin dejar su postremo concepto en vida.
Un destello blanco le elimina de la faz de la tierra y se desconoce su paradero.
Después de la oscuridad provocada por el miedo al vacío llega un milagroso salvavidas, el amor. Una bocanada de aire fresco veraniego que inunda tus sentidos hasta situarte en el pico de la colina, un amor que en numerosas ocasiones no sale como uno quiere.
El amor en el que tanto has creído se desvanece y regresan de nuevo los demonios. Una despedida, un último adiós en forma de amanecer que expones con numerables contradicciones. Aun así el último deseo de salvar el cuarto en llamas es inevitable.
Ves al cielo arder ante tus ojos y no puedes hacer nada para evitarlo. El amor desaparece, aflora la desconfianza y el miedo hacia los ojos del otro, incluso llegas al punto de no confiar en los tuyos propios. En ese estado de desnudez hacia el frío mundo, una parte de ti reclama el apoyo incondicional de una piel que proporcione claridad dentro del fango, un último grito de ayuda ante la inquietante incertidumbre y desesperación vital”.