Lo que comenzó siendo un ciclo semanal en vivo comandado por un colectivo de artistas y lleno de invitados en donde se festejaba la diversidad a través de la música y el baile, se terminó convirtiendo en un proyecto consolidado que cristalizó toda esa energía y su evolución en “Sed”, el disco debut de La Fuerza Mayor.
Lo que idealmente iba a ser el traslado de esa experiencia en vivo hacia el estudio se vio afectada por la pandemia global que sufrimos durante todo el 2020. Sin embargo, esto generó una oportunidad para repensar el disco y la intención del mismo dándole otra búsqueda y casi de manera involuntaria, abrir una nueva etapa de exploración.
Entonces tomando las canciones que ya eran parte del repertorio y sumando algunas más se permitieron intervenir el audio de otra manera, sumando elementos que no solían utilizar en el vivo como efectos, filtros, un DJ y el uso de samplers pero sin perder esa intención y esa energía. Entonces esa conversación entre lo digital y lo orgánico le dio más cuerpo a un sonido que ya estaba configurado por el bajo, los vientos y las percusiones.
Por eso, los que ya tienen identificado el sonido de La Fuerza Mayor disfrutarán de escuchar en “Sed” una mutación de esa identidad sonora que fideliza la experiencia y los que no, destacarán la inconvencionalidad de escuchar una banda así sonando distinto y con elementos que le agregan frescura.
Si hay algo que está claro es que el disco representa todo lo que es y puede ser la banda como así también esa necesidad de movimiento constante, de romper prejuicios, de no querer sonar como nadie ni de casarse con los géneros que componen la flora y la fauna musical que los define ante los ojos de los que necesitan catalogar todo en la vida.
“Sed” es un disco que acompaña la energía del movimiento, ideal para accionar con buena vibra, ya sea estén cocinando, limpiando la casa, andando en bici, caminando o cualquier otra cosa que demande hacer, moverse, activar. La Fuerza Mayor viene a eso, a sumarle groove a nuestras vidas.
LA FUERZA MAYOR
Hay situaciones que no se pueden evitar ni prever, simplemente ocurren. Así pasó con La Fuerza Mayor, esta energía inexplicable que trasciende a lo musical y que invita a bailar, a moverse y a disfrutar a seres que están en la misma sintonía pero que buscan diferentes respuestas.
Este intercambio y dinamismo entre músicos, público y sonidos ha generado un espacio seguro, sano y necesario que se nutre de sus propios componentes, como una especie de simbiosis en la que se da y se recibe, todos ganan, nadie pierde. No importa lo que suene, si es afrobeat, reggae, hip hop, cumbia, funk o rock… los géneros son lo de menos, como también la inevitable aparición de personalidades que en cada ocasión aportan lo que se les pida, lo que traen consigo o lo que sientan necesario, ya sea un Guillermo Bonetto de Los Cafres, Nicolás Sorín de Octafonic, Kevin Johansen, Lisandro Aristimuño, Alika, Ivonne Guzmán o Femigangsta, cualquiera puede aparecer, cualquiera se puede sumar, dejando el ego afuera y convirtiéndose en uno más, en otra pieza que compone a La Fuerza Mayor, que somos todos y ninguno.
Por lo tanto, no importa si es en vivo y en directo o si es bailando y vibrando desde tu casa con “Sed” (su disco), esa energía superior que brota de los bronces, que se eleva con las percusiones y que se expande con el bajo atraviesa paredes, fronteras y formatos para llevarte al mismo lugar, un espacio totalmente desprejuiciado en donde cada uno puede ser lo que quiera ser guiado por ese sonido inevitable e imprevisible que algunos llaman La Fuerza Mayor.