La migración galesa que arribó a la Patagonia en la segunda mitad del siglo XIX protagonizó un proceso de amalgama cultural que ha dejado un legado incalculable.
En materia culinaria, la “Torta galesa” es una receta concebida al fuego en las frías tierras del Chubut, con ingredientes ricos en nutrientes y calorías, con la que se recibía a las visitas que llegaban en aquellos días en los que la comunicación era tan difícil como atravesar las largas y áridas distancias.
La Casa de Té “Nain Maggie” de Trevelin, en el noroeste de Chubut, a unos 25 kilómetros de Esquel, comparte en pocos pasos una receta tradicional de esta torta, abundante en sabores y aromas, convertida con el paso de los años en patrimonio cultural de la región y atractivo insoslayable del turismo gastronómico de la Patagonia.
En primer término, vale mencionar que la torta galesa lleva higos negros, pasas de uva, ciruelas, nueces y frutas abrillantadas, que deben dejarse macerar en licor y miel, por lo menos durante dos días, en un envase cerrado herméticamente.
La preparación de la masa, por su parte, lleva manteca, azúcar negra, esencia de vainilla, nuez moscada, clavo de olor, canela y huevos. Se mezclan todos estos ingredientes, a los que posteriormente se les incorpora la fruta macerada en licor y miel. Por último, se le agrega azúcar quemada, elaborada con azúcar blanca hecha caramelo y disuelta con agua, que se le agrega a la masa, junto con harina leudante.
A continuación, durante diez o quince minutos se amasa la mezcla con una cuchara de madera y posteriormente se vierte en moldes, que se cocinan en horno caliente y a fuego lento. La cocción demanda entre una hora y una hora y media, según el tamaño de la preparación.
Al sacarla, se la deja descansar y luego se la “pinta” con un pincel con licor y azúcar impalpable para darle brillo. A los dos días se la envuelve herméticamente y tras una semana está lista para consumir.
Desde la Casa de Té “Nain Maggie” destacan que esta torta puede durar un año más, mientras se la conserve en envase hermético. Tradicionalmente, hay familias que las suelen incorporar como tortas de casamiento, cortando porciones por cada nuevo aniversario y guardando el resto.
Cada año, en Esquel, Trevelin y el resto de las localidades “galesas” de la Patagonia, cientos de visitantes se vuelcan con curiosidad a conocer y disfrutar de la “torta galesa”, como uno de los manjares predilectos de la región.