Héctor Guerra publica su cuarto disco, donde los ritmos de baile se acompañan de un mensaje consciente y comprometido
“Hay dos tipos de seres humanos, los que quieren vivir en el pasado y los que quieren mejorar el futuro”
En estos días donde parece que todo está inventado, llega ‘Perreo Cósmico’ para refrescar nuestros oídos, espíritu, mente y cadera.
“Un álbum que es la banda sonora de quienes quieren un mundo mejor sin tener que dejar de bailar”
Estamos ante el LP más ambicioso y trabajado de Héctor Guerra, uno de esos fenómenos culturales que nos regala la historia cada cierto tiempo. Mitad español, mitad boliviano, Héctor es un rayo de luz y energía trayéndonos nuevas ideas, conceptos y visiones, a veces demasiado innovadoras para la época, pero que transcienden los límites de la música para colarse en los corazones de movimientos sociales, culturales, de moda o espirituales. Presentando “un disco creado para reflexionar, pero también para perrear ¡Hasta mi madre perrea cuando va con sus amigas, dejémonos llevar!”. Compuesto durante la pandemia, un tiempo en el que Héctor viajó a Bolivia en busca de sus raíces e inspiración. Y “pensado para romper estereotipos. Además le puede gustar a todo tipo de público, desde un niño hasta a un adulto o un anciano”.
El cantante, fundador de aquel Pachamama Crew que rompió las reglas de la industria urbana española en 2011, regresa con su cuarto álbum de estudio, “Perreo Cósmico, donde hace gala de su calidad como letrista con un trabajo con un mensaje claro, directo: “Somos un movimiento que no tiene nombre pero está ocurriendo en todo el mundo. No creemos en el actual sistema educativo, económico, ni político. No somos ni de izquierda ni de derecha, ninguna nos representa. No creemos en las limitaciones (raza, género, edad, …). Estamos conectados con la naturaleza y la meditación pero también creemos en la tecnología. Y aparte de eso, nos gusta tomarnos un ron o salir a bailar como a cualquier persona”. Así define Héctor la filosofía que nutre su música, sus principios. Dejando claras además dos cosas importantes más: “Pero no estamos aquí para quejarnos, sino que aportamos soluciones. Y musicalmente nos sentimos igual. Somos cumbieros, raperos y reguetoneros, cada uno que baile lo que quiera, aquí tampoco hay límites”. Son lo que Héctor Guerra llama El Movimiento Divergente.
Reseña «Perreo Cósmico»
La ópera prima de Héctor Guerra comienza con la canción que da nombre al disco, donde instrumentos mayas evolucionan a una suerte de reguetón suave donde, acompañándose de las voces de Cardan Balam & el beat de KjuFx, ejerce de perfecta introducción del disco y su universo. Un corte que aúna los conceptos de espiritualidad y baile y que da paso a “Bailando bajo la tormenta”, una canción donde los tambores de guerra ya nos avisan, con un pegadizo estribillo, de que estamos ante un disco con una importante carga social y constructiva. No en vano, debido a su videoclip el Ayuntamiento de Santo Domingo en Rep Dominicana limpió la playa completamente llena de basura donde Acentoh grabó sus escenas. El viaje continúa con “No Va”, donde la influencia cumbiera nos incita irremediablemente a bailar en este track donde Héctor nos habla de las carencias del actual sistema educativo acompañado de las voces de Kumar y el beat de El Dusty. Tras ello llega “Suéltalo”, donde dos ilustres artistas como Rubén Albarrán de Café Tacvba y Macaco dan vida a una de las canciones más animadas del disco, en la que además nos animan a desprendernos de todas esas cosas que no necesitamos en la vida. Y llegamos al ecuador del disco con “Amor cuántico”, quizá la canción más reguetonera y romántica del disco, potencializada por la voz del grupo boliviano Zon. Canción que da lugar a una composición con un claro sabor latino como “Flor del desierto”, con una imponente trompeta que marca el ritmo de esta colaboración con Muerdo y Hadrián. Tras ello llegamos a Tantrap donde la argentina Chocolate Remix y Héctor crean un auténtico himno en defensa de la libertad sexual y sentimental, canción que precede a “Estrella Fugaz”, la única sin colaboración de este “Perreo Cósmico”. Un disco que se cierra con Xilbalba, donde de nuevo el concepto de ancestralidad aparece para cerrar un álbum dinámico y variado, en el cual Héctor se sirve de incontables estilos para crear el suyo propio. Y es que en estos días donde parece que todo está inventado, llega ‘Perreo Cósmico’ para refrescar nuestros oídos, espíritu, mente y cadera.