Colonia del Sacramento es la mejor entrada a Uruguay y la primera de las ciudades coloniales de Sudamérica que vale la pena visitar si uno se decide por hacer un viaje por el subcontinente americano.
Allí, al turista se encuentra con un casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad, calles empedradas con coches de los años 30, 40, y 50 del siglo pasado, galerías de arte, pequeños atelieres que nunca supo que podrían existir y una historia que no deja de sorprender a cada paso. Y lo que más llena el alma es ese ritmo pausado y esas calles por las que, fuera de temporada de verano, se pasean principalmente los vecinos.
UNA ANTIGUA COLONIA PORTUGUESA EN URUGUAY: LA HISTORIA DE COLONIA DEL SACRAMENTO
La tranquilidad no ha sido precisamente una constante en la historia de Colonia del Sacramento. Desde que el maestre de campo Manuel de Lobo fundara la que llamó Nova Colonia do Santíssimo Sacramento en 1680, no hizo más que cambiar de manos –ya fuera por la fuerza de las armas o de los tratados internacionales–.
Colonia del Sacramento fue el primer asentamiento en lo que hoy es Uruguay. A pesar de considerarse zona española, el príncipe don Pedro de Portugal quería fundar una ciudad en los dominios del país vecino para aprovechar las posibilidades de comercio y contrabando con Buenos Aires.
Desde el mismo momento de su fundación, la colonia se convirtió en objetivo para la Gobernación del Río de la Plata, española, que intentó conquistarla media docena de veces. Lo consiguió en varias ocasiones pero, por uno u otro motivo, siempre acababa volviendo a manos portuguesas. Con tantas idas y venidas, llegó a ser colonia independiente durante diez años, entre 1705 y 1715, e incluso británica.
En manos portuguesas fue centro negrero y de contrabando. Como sucedía en esas islas dominadas por piratas y corsarios en el Caribe, sus habitantes no eran las mejores personas que uno pudiera echarse a la cara. Lo dicho, nada que ver con la tranquilidad de hoy en día.
TURISMO EN COLONIA DEL SACRAMENTO, QUÉ VER Y QUÉ HACER
Cuando uno decide viajar a Colonia del Sacramento piensa en su casco histórico: una mezcla de arquitectura colonial portuguesa y española. Pero sus playas ya también se han hecho muy populares entre sus visitantes. Lo que no es tan conocido es que hasta los años ‘70 del siglo pasado ese casco histórico era un lugar abandonado y con una fama peor incluso que en época de comercio negrero y contrabando. Nadie se atrevía a pasar por sus calles de noche y pocos se animaban a hacerlo de día. Tampoco tenía sentido: eran mayoritariamente ruinas sin valor.
Pero hoy cuando uno llega todo parece que está en buen estado y que es casi increíble que tenga más de tres siglos de antigüedad. En enhorabuena que el visitante tenga esa sensación. Eso es bueno para la ciudad y el turista por el realidad, mucho de lo que se ve está restaurado cuando no directamente reconstruido. Pero… la belleza de Colonia del Sacramento no está siempre relacionada con la edad de sus construcciones.
LA MURALLA Y LA PUERTA DE LA CIUDADELA, LA ENTRADA AL BARRIO HISTÓRICO
Entre otras partes, toda la muralla de la ciudad fue reconstruida. La puerta de la ciudadela, también llamada puerta del campo, estaba ahí desde 1745… pero no en 1968 cuando comenzaron los trabajos para recuperar el centro histórico de Colonia del Sacramento. Eso sí, se utilizaron algunas piedras originales que se encontraron en la zona. Y, ¡no se puede decir que les haya quedado mal!
LA CALLE DE LOS SUSPIROS, EL RINCÓN MÁS FOTOGRAFIADO DE COLONIA DEL SACRAMENTO
Una vez superada la puerta del campo y caminando por la calle Henríquez de la Peña, uno se encuentra a la izquierda con la calle de los Suspiros, un casi callejón por su pequeño tamaño. Sin duda es la seña de identidad de Colonia del Sacramento y la foto que no uno no puede dejar de llevarse de recuerdo. Los colores de las casas que la flanquean, las piedras de cuña que forman su pavimento, la prohibición a los coches de “mancillarla”… La calle de los Suspiros se mantiene tan en forma como cuando se fundó Colonia del Sacramento y, por eso, no deja de ser escenario para películas de época. El nombre original de la calle de los Suspiros era Ansina. No se sabe en qué momento cambió de nombre ni el motivo, aunque hay varias leyendas. Desde la que habla de que los condenados a muerte pasaban por esa calle suspirando camino de su ejecución, hasta la que recuerda la gran cantidad de prostíbulos que había en la calle a la que los marinos iban nada más pisar tierra firme suspirando ante las promesas de placer.
PASEAR POR EL CASCO HISTÓRICO
Más allá de la calle de los Suspiros, no hay que dejar pasar la ocasión de callejear por el interior de la muralla de Colonia del Sacramento. No sólo las antiguas casas, las calles empedradas o las ruinas –echa un vistazo a las de la Casa del Gobernador–, también los talleres de artistas y artesanos merecen una parada en tu recorrido por la ciudad. De hecho, gracias a ellos se tendrá la ocasión de ver el interior de alguna de esas edificaciones con siglos de historia –la única casa visitable en la calle de los Suspiros es una galería de arte–.
Uno no puede evitar sorprenderse con los coches antiguos que se te irán encontrando en su paseo por el casco histórico. Grandes reliquias que le dan un toque a La Habana convertidas en obras de arte, jardines sobre ruedas o simple decoración. Porque en Colonia del Sacramento el arte no está sólo en las galerías. Solo basta con mirar los grafitis que decoran algunas de sus paredes.
LA BASÍLICA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO, LA MÁS ANTIGUA DE URUGUAY
Caminando por la calle Portugal, se llega a la Basílica del Santísimo Sacramento. Nada en el edificio hace pensar que se está ante la iglesia más antigua de Uruguay. Es, en realidad, un templo del siglo XIX, pero construido donde se alzó una pequeña iglesia el mismo año de la fundación de la ciudad. Más allá de la curiosidad histórica, tampoco destaca particularmente, pero llama la atención encontrar una iglesia así de sobria en Sudamérica, donde las iglesias coloniales están llenas de fanfarrias y fantasías decorativas.
SUBIR AL FARO DE COLONIA DEL SACRAMENTO Y VER LA DESEMBOCADURA DEL RÍO DE LA PLATA
118 escalones separan al turista del mirador del faro de Colonia del Sacramento y de las vistas sobre el casco antiguo de la ciudad. Lo que se ve a los pies son las ruinas del convento de San Francisco: las ruinas más antiguas del país fechadas entre 1696 y 1704. El faro no es tan antiguo, se construyó a mediados del siglo XIX, y en esta época de electrónica e internet, este anciano todavía sigue en funcionamiento.
Lo que ve al otro lado del barrio histórico es la desembocadura del Río de la Plata y, más allá, Buenos Aires. Seguro que sorprende el tono marrón del agua del Río de la Plata. A pesar de tener ese color, no se trata de un río contaminado: son los sedimentos de hierro que el rio viene trayendo desde Brasil, pasando por Misiones, y es eso lo que le da ese característico color que los españoles al llegar al continente, viéndolo bañado por el sol del amanecer confundieron con plateado, y por eso hoy se llama “del Plata”.
DISFRUTAR DE LA PUESTA DE SOL JUNTO AL BASTIÓN DE SAN PEDRO: EL ATARDECER QUE se tiene QUE VER EN COLONIA DE SACRAMENTO
Muy cerca del faro, junto al Bastión de San Pedro, sería desastroso perderse la puesta de sol sobre el Río de la Plata con la isla de San Gabriel en primer plano. Lo mejor es disfrutarla casi en soledad, acompañados de unos pescadores que buscan las últimas capturas desde las rocas. Otra opción para puesta de sol, es verla desde el puerto con los barcos meciéndose sobre las aguas doradas por la luz del atardecer del Río de la Plata.
COMER UN CHIVITO EN UN PUESTO CALLEJERO
Vale la pena aclarar que el chivito no es el plato típico, ni siquiera el bocadillo típico, de Colonia del Sacramento. Lo es de todo Uruguay, de hecho fue inventado en Punta del Este. Pero, como decía al principio, Colonia es la puerta de acceso al país y a toda su gastronomía. Los puestos ambulantes de chivitos se encuentran a cada paso en el paseo camino al barrio histórico y acaban por abrir el apetito. Describir el chivito es algo verdaderamente complicado: es un sándwich de carne con patatas fritas y casi todo lo que uno se pueda imaginar. Para empezar, mayonesa, para continuar huevo frito, jamón cocido, queso, bacon, guisantes, maíz… Y, si te gusta la verdura, lechuga, tomate, pimiento… Todo cabe en un chivito!. Hay otra variedad que se sirve en plato, chivito al plato –, si es cierto, no le dieron muchas vueltas al nombre–.
CÓMO LLEGAR A COLONIA DEL SACRAMENTO: DEL BARCO AL BUS
A Colonia del Sacramento se puede llegar de dos formas: por agua y por tierra.
Desde Argentina, concretamente desde Buenos Aires, se puede viajar en barco. Ferris que van y vuelven desde la capital argentina hasta la uruguaya haciendo una parada en Colonia –una hora de viaje los más rápidos–. Antes de la supresión del dólar blue, eran muchos los argentinos que lo tomaban cada día con la intención de acercarse a los cajeros automáticos de la ciudad para sacar dólares. En los cajeros se puede elegir sacar pesos uruguayos o dólares estadounidenses. Por tierra se puede llegar a Colonia del Sacramento en autobús desde Montevideo en unas dos horas y media. También se puede llegar a otras ciudades uruguayas en autobús directo.
DORMIR EN COLONIA DEL SACRAMENTO: HOTELES, ALBERGUES, APARTAMENTOS…
La afluencia de turismo ha elevado la oferta de alojamientos en Colonia del Sacramento y ampliado su variedad. Desde económicos albergues en antiguas casonas coloniales hasta hoteles de lujo. También se han hecho muy populares los hoteles Boutique como POSADA NOVA y todo en o a pocos metros del barrio histórico. Más allá, cerca de las playas del norte, también puedes encontrar grandes cadenas y hoteles de playa en los que alojarte.
Esta ciudad es un pequeño pedazo de historia, recuperado en el siglo XX para que podamos disfrutar, dejando mientras estamos en ella, la locura de nuestros tiempos, paremos un poco para mirar, respirar y sentir que se puede más despacio. Todo eso es Colonia del Sacramento, más lo que uno pueda descubrir por su propia cuenta y por eso se merece que la visites.