Las grandes tiendas son para comprar. Y entre piso y piso, hacer una parada para reponer energía. Stella 34 es un restaurante al que ir especialmente. No como escala. Y, de paso, si quedan ganas, recorrer Macy’s.
Se puede acceder por un ascensor directo. También se puede transitar la tentación y el aroma a diseño en cada piso hasta llegar al sexto. Allí mismo, al final sobre la izquierda de los ascensores uno espera un pequeño reducto donde hacer una parada a saciar el hambre. Sin embargo, el ingreso escondido revela una bienvenida calurosa y con diseño. Los ventanales de piso a techo y el blanco sublime están salpicados de color italiano estratégicamente distribuido, mientras el paisaje de Nueva York -incluido el legendario Empire State- se exhibe obsenamente por las ventanas.
Bastaría sólo ese elocuente escenario para sentarse en una mesa y disfrutar. Pero hay más de un teatro en Stella 34, una moderna trattoria italiana, la estrella de los restaurantes en el sexto piso de la tienda principal de Macy’s en Nueva York, como un circo, tiene muchas pistas.
El salón se abre como abanico, haciendo epicentro en la cocina. Los hornos se ven desde las mesas, las tablas y los ingredientes son clavas que los malabaristas cocineros despliegan frente a los comensales. Hay aroma a alimentos haciéndose allí mismo. La afabilidad italiana está presente desde el arribo. El chef ejecutivo, Jarett Appell, parece entender lo que se le exige al restaurante de los grandes almacenes, pero sobre todo ha comprendido que la belleza de la experiencia eleva al restó al mismo nivel que la tienda que lo cobija.
Sabor de otro continente
Cómo competir con la vista hacia el Empire State? Con tesón en la cocina, eficiencia en el servicio y elección correcta de sabores. La carta es amplia, desbordante y, curiosamente, todo es tentandor y está a la altura de la expectativas. Calamares fritos, ensaladas vitello tonnato, pizzas por decenas que emergende tres hornos de leña, pastas al dente como en el corazón de Roma y la prohibición de partir antes de sumergirse en los postres: helado o tiramisú, ¡cómo elegir!
La experiencia gastromómica está a la altura del monumento que mira sigiloso desde lo alto por las ventanas, mientras los comensales se alojan en el gran salón o recurren al privado: escondido, bien atendido y siempre primoroso.
Las virtudes de Stella deslumbran y sorprenden. El sitio resulta inesperado para el recién llegado y un refugio seguro para el habitué. Macy’s siempre sorprende, Stella acompaña dignísimo, invirtiendo la fórmula de «vamos a Macy’s y luego comemos algo»… Ahora puede ser la primera opción a la hora de salir.