Esta es la historia de un romance. Un terceto que amigablemente se vierte generoso a la relación. Un encuentro entre el artista y su obra. Y el tercero en concordia, que la come.
El chocolatero belga Pierre Marcolini combina la herencia con el amor por los ingredientes finos y la pasión por el diseño innovador. Marcolini, un chocolatero galardonado, es famoso por sus creaciones deliciosas y vanguardistas, que a menudo cuentan con colaboraciones de nombres notables del mundo de la moda y el arte, incluidos artistas como Victoria Beckham y Tom Dixon. Aquí, él discute su proceso creativo, fuentes de inspiración y los paralelismos entre el chocolate y la moda.
- ¿Por dónde empieza al diseñar una nueva colección de chocolates?
- El gusto lo es todo, así que empiezo por explorar diferentes combinaciones de sabores antes de decidirme por una receta. Una vez que tengo eso, comienzoa pensar en el aspecto y a dibujar la forma. Cuando tengo una idea aproximada, comenzamos a experimentar con mi equipo de investigación y desarrollo para crear el producto terminado.
- ¿Cuáles han sido algunas de sus colaboraciones de diseño más memorables?
- Tengo un montón de recuerdos increíbles de mi tiempo trabajando con el arquitecto y diseñador belga Charles Kaisin, que es famoso por sus cenas surrealistas. Colaborar con él siempre implica crear diseños sorprendentes e inesperados.
- ¿A dónde va en Bruselas cuando necesita inspiración?
- La encuentro en todas partes. Puede ser durante una cena, leyendo un libro o yendo a una exposición de arte. Viajo mucho cada año, y eso ciertamente me inspira. En particular, tengo pasión por Japón y su cultura. Cuando estoy en Bruselas, me encanta visitar mis galerías de arte contemporáneo favoritas en la ciudad: BOZAR y el Museo Magritte.
- Recientemente creó una colección con la diseñadora Victoria Beckham. ¿Qué similitudes descubrió entre el mundo del chocolate y la moda?
- Para mí, la similitud es que en ambos mundos nos esforzamos por lograr el equilibrio correcto entre sabor, forma y proporción. Tanto el chocolate como la moda se basan en un conocimiento único, artesanía y un preciso sentido de los detalles.